Marina Quintero nos habló de su libro sobre la música que la apasiona
Desde 1983, ella tiene identidad vallenata
1 de Julio de 2007
Después de textos como “Vallenatología” de Consuelo Araujonoguera, de “ Memoria cultural en el vallenato”, de Rito Llerena Villalobos y de los trabajos de Tomás Darío Gutiérrez y de otros pocos investigadores, la profesora Marina Quintero sigue por esta línea analítica e investigativa en su obra “Identidad vallenata”.
El libro se convierte en el punto de encuentro de otros ejemplares publicados hace una o dos décadas y los que hoy se editan. De igual manera en sus páginas se pueden leer acontecimientos anecdóticos, pero sin perder la línea de actualidad y de análisis que caracteriza los textos de la profesora Quintero.
¿De dónde surge la idea para escribir “Identidad vallenata”?
Tenía unos trabajos que yo consideraba buenos y que estaban dispersos. Me fui preocupando porque es una obra que tiene mucho valor, pero que si no se unificaba, si no se le daba una estructura, se perdía la dimensión del trabajo, de un trabajo que vengo realizando desde 1983. Eso me generó la idea de que debía recuperar los mejores trabajos, hacerles una revisión, darles una actualidad en el sentido de refinar los enfoques, los conceptos y publicarlo.
¿Qué relación tiene el libro con la Emisora de la Universidad de Antioquia?
Mucha. Escribiendo el libro yo podía mostrarle a la gente un trabajo muy bello que hemos hecho en la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia porque todos estos textos y reflexiones e investigaciones tienen como punto de partida el programa de radio “Una voz y un acordeón”, que se transmite los viernes por la emisora de la Universidad. Ha habido, a partir del programa de radio, una permanente comunicación con los personajes del folclor, con los eventos fundamentales en donde la música vallenata se recrea en su carácter tradicional, costumbrista, narrativo, poético. Es importante que la gente se entere de que existe ese espacio radial, es un espacio con un perfil cultural que hoy día es muy difícil de que exista en la radio colombiana.
¿Cómo está estructurado el libro?
El libro tiene cuatro partes. La primera parte se llama “Entre juglares y trovadores” y está compuesta de 15 capítulos que parecieran independientes porque tienen títulos que aparentemente no se conectan entre sí, pero que un lector juicioso encontrará el hilo conductor.
Es decir, hay unos personajes que son fundamentales durante toda la obra, por ejemplo el maestro Rafael Escalona, Consuelo Araújonoguera, “La Cacica”, “Colacho” Mendoza, Gustavo Gutiérrez Cabello.
La segunda parte es una compilación de los prólogos que he realizado a obras de carácter cultural. Me parece que en esos prólogos hay un aporte a la significación de los relatos y de los cantos populares, a las décimas, a las experiencias, a los enfoques y por eso consideré oportuno publicarlo. Hay tres prólogos: al libro de Castillo, de Jiménez y de Atuesta.
La tercera parte es de autores invitados: Simón Martínez y Abel Medina Sierra, ambos investigadores, y la cuarta parte son dos colaboraciones: una del investigador Emmanuel Pichón y otra de la periodista María Victoria Correa.
¿Cuál es el capítulo con el que más se identifica?
Todos los capítulos son muy importantes para mí porque cada uno tiene una historia personal. Sin embargo, hay un capitulo que para mí es bastante importante porque fue lo primero que escribí sobre vallenato en 1983, con motivo de lo que el profesor Rito Llerena Villalobos llamó “Primera muestra de poesía oral tradicional, el caso vallenato”. Él me programó para una conferencia en el Paraninfo de la Universidad de Antioquia y el tema que yo tenía que desarrollar era el amor, con la inexperiencia de 25 años atrás hice una mirada al discurso amoroso en la canción vallenata. El profesor Rito lo publicó en su libro como una contribución, esas son de las publicaciones que a uno le duelen toda la vida, porque cada vez que la leo digo “¡ay, pero pude haberla hecho mejor!”. Diez años después lo tenía reescrito con la idea de que debía publicarlo pero nunca supe dónde. Cuando ya se me viene la idea de que debo hacer el libro, que debo hacer la recopilación de estos trabajos, entonces vuelvo a mirar el texto del discurso amoroso en la canción vallenata y encuentro que está mucho mejor pero que se puede todavía mejorar la perspectiva histórica, emocional que está planteada, volví a darle otra revisión y lo publiqué.
El libro incluye un CD, ¿de dónde sale esa idea?
Quise mostrarle a los antioqueños el valor de los auténticos cantos vallenatos, porque lastimosamente lo que la radio comercial muestra en Medellín es un remedo dramático, no tiene nada que ver ni con la cultura vallenata, ni con el hombre vallenato, es como un Frankenstein, entonces la idea que tiene mucha gente de estas regiones es que los vallenatos son llorones. El acordeonero lo escogí con mucho cuidado, yo quise tener a un acordeonero de estirpe, de dinastía, que fuera del corazón mismo del folclor, entonces le propuse que me acompañara a Hildemaro Bolaño, nieto del más grande de todos los juglares que tuvo la primera mitad del siglo XX, de “Chico” Bolaño, entonces me siento muy orgullosa de que él me haya acompañado, excelente acordeonero, excelente arreglista, excelente director y mejor amigo.