Festival Cuna de Acordeones
Festival Cuna de Acordeones y el municipio de Villanueva, en La Guajira, son un conjunto de leyendas, tradiciones, valores y creencias, de una inmensa riqueza musical sustentada en ese mágico instrumento llamado “Acordeón”.
Declarado “Patrimonio Cultural y Artístico de la Nación” por el Congreso de la república, para velar por la preservación, conservación, promoción y difusión de la música vallenata, en el año 2006 el Festival se remonta al mes de septiembre de 1.971 durante la realización de las Fiestas Patronales en honor al patrono ce la localidad Santo Tomás de Villanueva.
Pero a todos los actos solemnes con carácter religioso le faltaba el ingrediente cultural propio de la región. Le falta el sentir vallenato que se expresa en la música. Sobre todo en una región rica en talento.
La tradición oral recuerda que Publio Daza Daza le propuso a Francisco “Franco” González, de agregarle a las fiestas patronales un Festival de Música Folclórica Regional, ya que Villanueva tenia el material humano de innumerables recursos musicales. Entonces, Publio Daza fundó en 1971 el Primer Festival de esta índole que se denominó “Primer Festival Folclórico Patronal de Villanueva”.
Ya en la década de los años 60, bajo la inspiración del profesor Jaime Castellar Ferrer, se promovieron los centros Literarios en los pasillos del Colegio Nacional Roque de Alba, que en realidad eran jornadas artísticas donde predominaban las expresiones musicales.
Esas actividades sabatinas sirvieron para descubrir talentos, concienitizar al estudiante respecto a la fuerza humanizante del arte, y lo más importante, para ir exhibiendo ese extraordinario potencial artístico nacido de su gente que ha sido privilegio del sur de La Guajira, principalmente del pueblo de Villanueva.
En el Roque de Alba se encuentran entonces, los primeros antecedente del “Cuna de Acordeones” Allí surgen las primeras raíces, nace un festival en su forma embrionaria.
El profesor Nicomedes Daza, quien para la época administra el Colegio Santo Tomas, también fue receptivo al ambiente artístico y fomentó con entusiasmo la vocación folclórica del pueblo de Villanueva. Lo que siguió ya es historia y pertenece a la conciencia colectiva. El proceso de metamorfosis del Festival Cuna de Acordeones consolida la significación de que el Festival es el producto resultante de un proceso histórico.
La iniciativa de un grupo de jóvenes apasionados por la música, reunidos en una noche memorable en casa de Doña Gloria Socarras con el propósito de fundar el Festival, aterrizaron un sueño que se ubica dentro de todo un contexto netamente cultural y artístico. En esta reunión se discutió también el nombre definitivo del Festival, y el Representante a la Cámara Román Gómez Ovalle fue pieza fundamental condicionando a lo jóvenes a una reunión de que el nombre de “Festival de la Piedra” que inicialmente se le quería asignar no ayudaría a su promoción y desarrollo. Por eso surge el nombre “Cuna de Acordeones” y con ello empieza a construir su propia historia.
El evento evolucionó y llega a niveles de esplendor. En el éxito y prestigio del Festival ha contribuido de manera directa o indirecta todo el pueblo Villanuevero.
La dinámica adoptada para su organización ha permitido que en cada versión se le introduzca al Festival aspectos novedosos, haciéndolo mas atractivo a propios y extraños, manteniéndose el esquema esencial de su estructura. Así lo demostró el “Encuentro Internacional del Acordeón” que le dio realce al Festival. En esa versión, con semejante novedad, los organizadores demostraron, con un claro mensaje, que la música es un lenguaje universal y que el sectarismo en lo folclórico hay que erradicarlo, porque se opone al pluralismo y a la riqueza artística.
Todo el esfuerzo que se ha hecho para darle al Festival una talla nacional, ha sido reconocido por uno de los más renombrados y estudiosos de esa gran cultura, el doctor Tomas Darío Gutiérrez, quien en su estupenda obra ha expresado que “Villanueva es la cantera del vallenato”. Para el Senador Luís Mariano Murgas Arzuaga, eso equivale tanto como decir “nuestro pueblo es un Cerrejón Musical”.
Hoy el “Festival Cuna de Acordeones” reúne todas las características de una autentica e integral expresión cultural, artística y folclórica nacional con aspiraciones a que sea reconocido internacionalmente.
Entre sus más notorios logros hay que destacar la realización del Concurso Primaveras del Ayer, que rinde homenaje a los acordeoneros mayores de 60 años, y la introducción para competencia de lo que se conoce como el cuarto aire vallenato: el romace.
También hay que destacar el hecho de que considerándose el vallenato un género musical más masculino, la presencia de la mujer haya sido significativa en la organización del Festival y todo lo que lo rodea.
En la historia del Cuna de Acordeones, también encontramos el papel protagónico de las mujeres como gestoras de escuelas, musas de inspiración, impulsoras del arte autóctono, interpretes, bailadoras de “La colita”, organizadoras e integrantes de comparsas, madres de ilustres acordeonistas, compositoras, guacharaqueras cajeras, periodistas, miembros de la Junta Directiva, profesionales en diferentes áreas, integrantes de comités de trabajo y fundadoras.
Entre muchas otras están: Gloria Socarras de Maestre, Mercy Fernández, Nimia Mendoza, Titina Sierra, Silvia Saurith, Elizabeth Ovalle, Enalba Rosado, Amalia Mazaneth, Ana Plata, Josefina Ramírez, caridad Cortes, Zoila Salinas, Carmen Rosa Cuadrado, rita Guerra, Laydiana y Luzmila López, Maria del Rosario Maldonado, Mary Daza Orozco, Betty Mendoza Jiménez, Yolima Ruiz Suárez, Erika Patricia Romero, Carolina Rocha Jiménez, Rocio Olivella Pérez, Oriana e Isbelia Romero Torres, Mónica Patricia López, Josefina Cabello y muchas otras más.
Hoy por hoy, el Festival es la síntesis de Manifestación Religiosa, representada por las Fiestas Patronales de Santo Tomas de Villanueva, cuya principal virtud es “el amor a los pobres” ya que, según la historia, prodigiosamente salvo a una niña de ser arrastrada por las fuertes lluvias de una tormenta que se presentó en el municipio de Villanueva. Todos los habitantes vieron en este prodigio la mano de Dios, por medio de Santo Tomas; Manifestación artística, al congregar grupos de danzas de la región como los bailadores de “La Colita”, comparsas, pintores e impulsadores del arte autóctono; Manifestación musical, interpretada por más de 68 acordeoneros de todas las clases y condiciones sociales, de profundo arraigo popular, que tiene su máxima expresión en la existencia de las “Dinastías Musicales” , y Manifestación Cultural, expresada en diversos foros sobre la investigación de la música vallenata y en los centros literarios.