Rubén Toncel, turpial que cantaba y verseaba de ‘Pondorito’ a cualquier lugar de Colombia
Falleció en Barranquilla Rubén Darío Toncel Álvarez, un sexagenario verseador o repentista que se enfrentaba ante cualquier contrincante sin temerle a la casta, las plumas y “mucho menos a las espuelas”, condición máxima para que lo llamaran ‘el turpial de Pondorito’.
‘Turpial’ en honor al pájaro de su región que canta a cualquier hora y ‘Pondorito’ en homenaje a ese corregimiento de Fonseca, ubicado entre Conejo y Cañaverales.
‘El turpial de Pondorito’ sufrió un infarto cuando se encontraba en Fonseca, durante el mes de enero. La situación obligó a sus familiares a trasladarlo e internarlo en la unidad de cuidados intensivos de la clínica San Vicente de Barranquilla, donde falleció el miércoles 19 de febrero en horas del mediodía.
‘El Turpial de Pondorito’ fue el primer ganador de la piquería en 1977, en el Festival Nacional de Compositores de San Juan del Cesar.
Además, fue actor principal en múltiples presentaciones de los diferentes festivales del Cesar, La Guajira y el resto del país. Se hizo célebre con sus versos jocosos y hasta inversos cuando lo sacaban de casillas.
Un duelo de música y palabras
“Desde que Rubén se enfermó, siempre le pedí a mi Dios que dejara versear por mucho tiempo a ‘el turpial’ como le decíamos nosotros y sus amigos, pero hoy no tengo palabra para expresar mi dolor”, manifiestó Alcides Manjarréz, su compañero por mucho tiempo en festivales de la música vallenata en todo el país.
‘El cieguito’ Manjarrez expresó que “Rubén tenía un estilo propio que siempre lo caracterizó, que se supo sostener con su esfuerzo en su diario quehacer. Ya seguiremos escuchando esos versos, esas melodías que por mucho tiempo enriquecieron el folclor y la cultura del departamento”.
Rubén era un hombre que a donde llegaba formaba con los versos un duelo de música combinada con palabras. Según narran sus amigos de Fonseca y el sur de La Guajira, ‘El turpial’ se defendía de las críticas a través del verso y era irreverente e imprudente cuando existía la necesidad.
Participó en cientos de festivales, fiestas populares y reuniones sociales, las cuales con el paso del tiempo lo convirtieron en una persona de mucha trayectoria, con un sentimiento puro de su región, típico caminar, el estilo de versear. Como un buen turpial.
Sus sobrinas Ruth Marina y Viviana Toncel, quienes lo trataron por mucho tiempo en su residencia del barrio Las Delicias de Fonseca, así como su hermana Sther Toncel, quien estuvo con él en el último minuto de su vida en Barranquilla, narraron en directo a través del Noticiero Cardenal de La Guajira del mediodía, que se trataba de una persona cariñosa, muy familiar, con una rigidez que siempre lo caracterizó.
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