http://www.eltiempo.com/gente/la-mujer-que-inspiro-a-diomedes-diaz_13328471-4Patricia Isabel Acosta, musa de Diomedes DíazElla inspiró varias canciones como 'Bonita', 'El cóndor herido' y 'Sin ti'.
No había que preguntarse si Patricia Isabel Acosta todavía amaba a Diomedes Díaz. Bastaba mirarla el día del entierro del cantante. Su llanto inconsolable. En estos momentos, más que nunca, Patricia Isabel recuerda cuando conoció a ese niño lleno de ilusiones en su tierra natal, La Junta, corregimiento de San Juan del Cesar, al sur de La Guajira.
De esos primeros cruces de miradas entre dos niños vinieron las más hermosas canciones de Diomedes, con las que no sólo conquistó el corazón de Patricia, sino también el éxito musical.
“Me siento triste porque, aunque no estuviera viviendo con él, Diomedes siempre estuvo cerca de mí”, dice la mujer, con los ojos enrojecidos. Patricia Isabel Acosta Solano fue el primer amor del artista, su esposa durante veinte años y la madre de sus hijos Rafael Santos, Diomedes de Jesús, Luis Ángel y Martín Elías, nombres conocidos en el mundo musical por cuenta de que en cada trabajo discográfico su padre les expresaba su cariño, mientras que a ella le componía canciones.
“Diomedes siempre me decía que yo era el amor de su vida. Cuando éramos novios y me veía, se volvía como loco. Me miraba y creaba versos. Así lo siguió haciendo durante los treinta años que compartimos juntos, diez de novios y veinte de casados”, cuenta Patricia, a quien conocen en Valledupar como la ‘Mamá de los pollitos’.
Amor y canción
La primera canción que Diomedes Díaz le compuso fue ‘Bonita’, uno de los temas más exitosos del compositor. “Un día me miró y le salió la frase: oye, bonita, cuando me estás mirando, yo siento que mi vida corre todo tu cuerpo. Siempre era lo mismo: cuando nos veíamos me cantaba melodías que sacaba al instante”.
La canción que más ha tocado el alma de Patricia es ‘Te necesito’, que paradójicamente dice: Cuando en la vida todo se acaba yo me preocupo, porque no quiero que esto termine en ningún momento, a Dios le pido que nos de vida por mucho tiempo, y que nos libre de todo mal pa’ querernos mucho.
–¿Cómo se sentía usted al oír esas composiciones?
–Con todas las canciones yo vivía feliz, vivía orgullosa –responde Patricia–. Me cantaba con tanta emoción, tanto amor. Las poesías más bonitas las hizo para mí.
La mujer que enamoró al ‘Cacique de La Junta’ recuerda la época en que él llegó por primera vez a su casa, ubicada en el barrio La Rivería del corregimiento, con una paila en la cabeza en la que vendía bollo de mazorca y bollo de maduro. “Iba a mi casa todos los días, a las cinco de la tarde, para verme. Me agarraba la mano y me decía ‘eres mi novia’. En esa época teníamos 11 o 12 años y yo, de verlo tan ‘picarito’, me enamoré de él”.
Se hicieron novios cuando Patricia tenía 14 años. Entre su familia, Diomedes no era bien recibido, pero eso poco le importaba a ella. Patricia les causaba disgusto a sus padres con la idea de emparentar con un muchachito humilde y de origen campesino y que para rematar tenía sueños de ser cantante, lo que no le vislumbraba un futuro.
La pareja tenía que verse a escondidas. Cuando todos se acostaban, Diomedes visitaba a Patricia. Como no podía entrar en su casa, le daba besos a través de las barandas de las ventanas, que al final terminaban por quedar marcadas en sus rostros.
Cuando Patricia cumplió 18 años, se fue de su casa con el cantautor. “Pasé por un corral de cerdos, una cerca donde estaban las ovejas y subí una tapia grande. Primero tiré los zapatos y luego la maleta. Recuerdo que uno de los zapatos le cayó a Diomedes en la frente y se hizo una herida, pero no le importó. Yo me tiré y él me recibió”.
Ayudados por su amigo Darío Araújo y por Rafael Díaz, hermano del cantante, la pareja pidió un carro prestado a un reconocido comerciante apodado ‘El Chijo’ López, una camioneta Chevrolet de color blanca. “Salimos casi volando en ese carro –dice Patricia–. Luego supimos que mi papá le había preguntado a mi mamá: ‘Ve ¿y quién será ese que va matándose en ese carro?”.
Quince días después se casaron en San Juan del Cesar (La Guajira). Era el 20 de septiembre de 1978. Los padres de la novia, Pedro Ángel Acosta y Alicia Blanco, cumplieron un rígido luto cuando supieron que su hija había contraído matrimonio. Duraron dos meses sin abrir la tienda que tenían, actitud que fue cambiando de a poco cuando nacieron los nietos.
Para ese entonces, ya el nombre del llamado ‘Cacique de La Junta’ empezaba a ser conocido en el mundo de la música. Había grabado un trabajo discográfico con Elberto ‘El Debe’ López y empezaba a tener éxito junto a Nicolás ‘Colacho’ Mendoza.
Durante su vida con el cantante Patricia suma anécdotas inolvidables, como cuando iba a nacer su tercer hijo, Luis Ángel. Diomedes creía que iba a ser una niña y escribió en una canción: Cuando nazca Olga Patricia haré un festival en Carrizal. Nació varón. Diomedes siguió nombrando a la hija que anhelaba en cada trabajo discográfico, pero nunca llegó.
Cada etapa que vivió con Patricia, Diomedes la convirtió en canción. Estas tres marcan la historia de su vida con su musa: Tres canciones, que dice hágame el favor compadre ‘Debe’ y llegue a esa ventana marroncita, toque tres canciones bien bonitas que a mí no me importa si se ofenden. Otro de los temas es ‘Sin ti’: (...) yo quizás cuanto daría para estar siempre a tu lado y no acordarme de ti yo no puedo, dejarte sola ni un día, porque es que ya el alma mía, no sabe vivir sin ti.
Y la tercera, ‘El cóndor herido’, que dice entre su letra: yo me refiero es a la señora que fue conmigo al altar, que yo la adoro y la quiero tanto y es la mamá de mis hijos, pero me da mucho pesar, que me está quitando el cariño.
Rumbos distintos
Pese a tantos halagos, la vida díscola de Diomedes Díaz hizo mella en su relación y los problemas de la pareja se volvieron insostenibles. Diomedes y Patricia se separaron en 1994, cuando su último hijo, Martín Elías, tenía dos años. Hicieron algunos intentos por regresar, pero el mismo talento que había propiciado su unión terminó por alejarlos. El amor no sobrevivió a la fama que trajo mujeres, drogas y licor.
Ambos tomaron rumbos diferentes, aunque mantuvieron contacto. En los años siguientes, el artista se unió sentimentalmente a muchas mujeres; intentó rehacer su vida de hogar con Betsy Liliana González, luego con Álix Indira Ramírez y finalmente con Luz Consuelo Martínez. Por su parte, Patricia Acosta, que hoy tiene 58 años, siguió viviendo sola, apoyada por sus hijos.
Pero hoy ella no quiere hablar del pasado. Prefiere recordar lo bueno que vivió al lado de Diomedes Díaz, que murió el pasado 22 de diciembre. Aunque hubo momentos dolorosos, ella dice que hoy no resiente nada. “A Diomedes lo recordé todos los días. Cuando veía a mis hijos, yo lo veía a él”.
Oír sus canciones todos los días fue su aliciente en todos estos años sin él. En días pasados, cuando escuchó el último trabajo discográfico de Diomedes, ‘La vida del artista’, Patricia fue hasta la casa del cantante y le dejó una razón con uno de los vecinos: “Felicítame a Diomedes por ese disco tan bonito, que siga así, que tenemos ‘Cacique’ para rato”. Lo dijo sin saber que un día después el hombre que la inmortalizó en sus canciones estaría en la eternidad.
No había que preguntarse si Patricia Isabel Acosta todavía amaba a Diomedes Díaz. Bastaba mirarla el día del entierro del cantante. Su llanto inconsolable. En estos momentos, más que nunca, Patricia Isabel recuerda cuando conoció a ese niño lleno de ilusiones en su tierra natal, La Junta, corregimiento de San Juan del Cesar, al sur de La Guajira.
De esos primeros cruces de miradas entre dos niños vinieron las más hermosas canciones de Diomedes, con las que no sólo conquistó el corazón de Patricia, sino también el éxito musical.
“Me siento triste porque, aunque no estuviera viviendo con él, Diomedes siempre estuvo cerca de mí”, dice la mujer, con los ojos enrojecidos. Patricia Isabel Acosta Solano fue el primer amor del artista, su esposa durante veinte años y la madre de sus hijos Rafael Santos, Diomedes de Jesús, Luis Ángel y Martín Elías, nombres conocidos en el mundo musical por cuenta de que en cada trabajo discográfico su padre les expresaba su cariño, mientras que a ella le componía canciones.
“Diomedes siempre me decía que yo era el amor de su vida. Cuando éramos novios y me veía, se volvía como loco. Me miraba y creaba versos. Así lo siguió haciendo durante los treinta años que compartimos juntos, diez de novios y veinte de casados”, cuenta Patricia, a quien conocen en Valledupar como la ‘Mamá de los pollitos’.
Amor y canción
La primera canción que Diomedes Díaz le compuso fue ‘Bonita’, uno de los temas más exitosos del compositor. “Un día me miró y le salió la frase: oye, bonita, cuando me estás mirando, yo siento que mi vida corre todo tu cuerpo. Siempre era lo mismo: cuando nos veíamos me cantaba melodías que sacaba al instante”.
La canción que más ha tocado el alma de Patricia es ‘Te necesito’, que paradójicamente dice: Cuando en la vida todo se acaba yo me preocupo, porque no quiero que esto termine en ningún momento, a Dios le pido que nos de vida por mucho tiempo, y que nos libre de todo mal pa’ querernos mucho.
–¿Cómo se sentía usted al oír esas composiciones?
–Con todas las canciones yo vivía feliz, vivía orgullosa –responde Patricia–. Me cantaba con tanta emoción, tanto amor. Las poesías más bonitas las hizo para mí.
La mujer que enamoró al ‘Cacique de La Junta’ recuerda la época en que él llegó por primera vez a su casa, ubicada en el barrio La Rivería del corregimiento, con una paila en la cabeza en la que vendía bollo de mazorca y bollo de maduro. “Iba a mi casa todos los días, a las cinco de la tarde, para verme. Me agarraba la mano y me decía ‘eres mi novia’. En esa época teníamos 11 o 12 años y yo, de verlo tan ‘picarito’, me enamoré de él”.
Se hicieron novios cuando Patricia tenía 14 años. Entre su familia, Diomedes no era bien recibido, pero eso poco le importaba a ella. Patricia les causaba disgusto a sus padres con la idea de emparentar con un muchachito humilde y de origen campesino y que para rematar tenía sueños de ser cantante, lo que no le vislumbraba un futuro.
La pareja tenía que verse a escondidas. Cuando todos se acostaban, Diomedes visitaba a Patricia. Como no podía entrar en su casa, le daba besos a través de las barandas de las ventanas, que al final terminaban por quedar marcadas en sus rostros.
Cuando Patricia cumplió 18 años, se fue de su casa con el cantautor. “Pasé por un corral de cerdos, una cerca donde estaban las ovejas y subí una tapia grande. Primero tiré los zapatos y luego la maleta. Recuerdo que uno de los zapatos le cayó a Diomedes en la frente y se hizo una herida, pero no le importó. Yo me tiré y él me recibió”.
Ayudados por su amigo Darío Araújo y por Rafael Díaz, hermano del cantante, la pareja pidió un carro prestado a un reconocido comerciante apodado ‘El Chijo’ López, una camioneta Chevrolet de color blanca. “Salimos casi volando en ese carro –dice Patricia–. Luego supimos que mi papá le había preguntado a mi mamá: ‘Ve ¿y quién será ese que va matándose en ese carro?”.
Quince días después se casaron en San Juan del Cesar (La Guajira). Era el 20 de septiembre de 1978. Los padres de la novia, Pedro Ángel Acosta y Alicia Blanco, cumplieron un rígido luto cuando supieron que su hija había contraído matrimonio. Duraron dos meses sin abrir la tienda que tenían, actitud que fue cambiando de a poco cuando nacieron los nietos.
Para ese entonces, ya el nombre del llamado ‘Cacique de La Junta’ empezaba a ser conocido en el mundo de la música. Había grabado un trabajo discográfico con Elberto ‘El Debe’ López y empezaba a tener éxito junto a Nicolás ‘Colacho’ Mendoza.
Durante su vida con el cantante Patricia suma anécdotas inolvidables, como cuando iba a nacer su tercer hijo, Luis Ángel. Diomedes creía que iba a ser una niña y escribió en una canción: Cuando nazca Olga Patricia haré un festival en Carrizal. Nació varón. Diomedes siguió nombrando a la hija que anhelaba en cada trabajo discográfico, pero nunca llegó.
Cada etapa que vivió con Patricia, Diomedes la convirtió en canción. Estas tres marcan la historia de su vida con su musa: Tres canciones, que dice hágame el favor compadre ‘Debe’ y llegue a esa ventana marroncita, toque tres canciones bien bonitas que a mí no me importa si se ofenden. Otro de los temas es ‘Sin ti’: (...) yo quizás cuanto daría para estar siempre a tu lado y no acordarme de ti yo no puedo, dejarte sola ni un día, porque es que ya el alma mía, no sabe vivir sin ti.
Y la tercera, ‘El cóndor herido’, que dice entre su letra: yo me refiero es a la señora que fue conmigo al altar, que yo la adoro y la quiero tanto y es la mamá de mis hijos, pero me da mucho pesar, que me está quitando el cariño.
Rumbos distintos
Pese a tantos halagos, la vida díscola de Diomedes Díaz hizo mella en su relación y los problemas de la pareja se volvieron insostenibles. Diomedes y Patricia se separaron en 1994, cuando su último hijo, Martín Elías, tenía dos años. Hicieron algunos intentos por regresar, pero el mismo talento que había propiciado su unión terminó por alejarlos. El amor no sobrevivió a la fama que trajo mujeres, drogas y licor.
Ambos tomaron rumbos diferentes, aunque mantuvieron contacto. En los años siguientes, el artista se unió sentimentalmente a muchas mujeres; intentó rehacer su vida de hogar con Betsy Liliana González, luego con Álix Indira Ramírez y finalmente con Luz Consuelo Martínez. Por su parte, Patricia Acosta, que hoy tiene 58 años, siguió viviendo sola, apoyada por sus hijos.
Pero hoy ella no quiere hablar del pasado. Prefiere recordar lo bueno que vivió al lado de Diomedes Díaz, que murió el pasado 22 de diciembre. Aunque hubo momentos dolorosos, ella dice que hoy no resiente nada. “A Diomedes lo recordé todos los días. Cuando veía a mis hijos, yo lo veía a él”.
Oír sus canciones todos los días fue su aliciente en todos estos años sin él. En días pasados, cuando escuchó el último trabajo discográfico de Diomedes, ‘La vida del artista’, Patricia fue hasta la casa del cantante y le dejó una razón con uno de los vecinos: “Felicítame a Diomedes por ese disco tan bonito, que siga así, que tenemos ‘Cacique’ para rato”. Lo dijo sin saber que un día después el hombre que la inmortalizó en sus canciones estaría en la eternidad.
YANITZA FONTALVO DÍAZ
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
No había que preguntarse si Patricia Isabel Acosta todavía amaba a Diomedes Díaz. Bastaba mirarla el día del entierro del cantante. Su llanto inconsolable. En estos momentos, más que nunca, Patricia Isabel recuerda cuando conoció a ese niño lleno de ilusiones en su tierra natal, La Junta, corregimiento de San Juan del Cesar, al sur de La Guajira.
De esos primeros cruces de miradas entre dos niños vinieron las más hermosas canciones de Diomedes, con las que no sólo conquistó el corazón de Patricia, sino también el éxito musical.
“Me siento triste porque, aunque no estuviera viviendo con él, Diomedes siempre estuvo cerca de mí”, dice la mujer, con los ojos enrojecidos. Patricia Isabel Acosta Solano fue el primer amor del artista, su esposa durante veinte años y la madre de sus hijos Rafael Santos, Diomedes de Jesús, Luis Ángel y Martín Elías, nombres conocidos en el mundo musical por cuenta de que en cada trabajo discográfico su padre les expresaba su cariño, mientras que a ella le componía canciones.
“Diomedes siempre me decía que yo era el amor de su vida. Cuando éramos novios y me veía, se volvía como loco. Me miraba y creaba versos. Así lo siguió haciendo durante los treinta años que compartimos juntos, diez de novios y veinte de casados”, cuenta Patricia, a quien conocen en Valledupar como la ‘Mamá de los pollitos’.
Amor y canción
La primera canción que Diomedes Díaz le compuso fue ‘Bonita’, uno de los temas más exitosos del compositor. “Un día me miró y le salió la frase: oye, bonita, cuando me estás mirando, yo siento que mi vida corre todo tu cuerpo. Siempre era lo mismo: cuando nos veíamos me cantaba melodías que sacaba al instante”.
La canción que más ha tocado el alma de Patricia es ‘Te necesito’, que paradójicamente dice: Cuando en la vida todo se acaba yo me preocupo, porque no quiero que esto termine en ningún momento, a Dios le pido que nos de vida por mucho tiempo, y que nos libre de todo mal pa’ querernos mucho.
–¿Cómo se sentía usted al oír esas composiciones?
–Con todas las canciones yo vivía feliz, vivía orgullosa –responde Patricia–. Me cantaba con tanta emoción, tanto amor. Las poesías más bonitas las hizo para mí.
La mujer que enamoró al ‘Cacique de La Junta’ recuerda la época en que él llegó por primera vez a su casa, ubicada en el barrio La Rivería del corregimiento, con una paila en la cabeza en la que vendía bollo de mazorca y bollo de maduro. “Iba a mi casa todos los días, a las cinco de la tarde, para verme. Me agarraba la mano y me decía ‘eres mi novia’. En esa época teníamos 11 o 12 años y yo, de verlo tan ‘picarito’, me enamoré de él”.
Se hicieron novios cuando Patricia tenía 14 años. Entre su familia, Diomedes no era bien recibido, pero eso poco le importaba a ella. Patricia les causaba disgusto a sus padres con la idea de emparentar con un muchachito humilde y de origen campesino y que para rematar tenía sueños de ser cantante, lo que no le vislumbraba un futuro.
La pareja tenía que verse a escondidas. Cuando todos se acostaban, Diomedes visitaba a Patricia. Como no podía entrar en su casa, le daba besos a través de las barandas de las ventanas, que al final terminaban por quedar marcadas en sus rostros.
Cuando Patricia cumplió 18 años, se fue de su casa con el cantautor. “Pasé por un corral de cerdos, una cerca donde estaban las ovejas y subí una tapia grande. Primero tiré los zapatos y luego la maleta. Recuerdo que uno de los zapatos le cayó a Diomedes en la frente y se hizo una herida, pero no le importó. Yo me tiré y él me recibió”.
Ayudados por su amigo Darío Araújo y por Rafael Díaz, hermano del cantante, la pareja pidió un carro prestado a un reconocido comerciante apodado ‘El Chijo’ López, una camioneta Chevrolet de color blanca. “Salimos casi volando en ese carro –dice Patricia–. Luego supimos que mi papá le había preguntado a mi mamá: ‘Ve ¿y quién será ese que va matándose en ese carro?”.
Quince días después se casaron en San Juan del Cesar (La Guajira). Era el 20 de septiembre de 1978. Los padres de la novia, Pedro Ángel Acosta y Alicia Blanco, cumplieron un rígido luto cuando supieron que su hija había contraído matrimonio. Duraron dos meses sin abrir la tienda que tenían, actitud que fue cambiando de a poco cuando nacieron los nietos.
Para ese entonces, ya el nombre del llamado ‘Cacique de La Junta’ empezaba a ser conocido en el mundo de la música. Había grabado un trabajo discográfico con Elberto ‘El Debe’ López y empezaba a tener éxito junto a Nicolás ‘Colacho’ Mendoza.
Durante su vida con el cantante Patricia suma anécdotas inolvidables, como cuando iba a nacer su tercer hijo, Luis Ángel. Diomedes creía que iba a ser una niña y escribió en una canción: Cuando nazca Olga Patricia haré un festival en Carrizal. Nació varón. Diomedes siguió nombrando a la hija que anhelaba en cada trabajo discográfico, pero nunca llegó.
Cada etapa que vivió con Patricia, Diomedes la convirtió en canción. Estas tres marcan la historia de su vida con su musa: Tres canciones, que dice hágame el favor compadre ‘Debe’ y llegue a esa ventana marroncita, toque tres canciones bien bonitas que a mí no me importa si se ofenden. Otro de los temas es ‘Sin ti’: (...) yo quizás cuanto daría para estar siempre a tu lado y no acordarme de ti yo no puedo, dejarte sola ni un día, porque es que ya el alma mía, no sabe vivir sin ti.
Y la tercera, ‘El cóndor herido’, que dice entre su letra: yo me refiero es a la señora que fue conmigo al altar, que yo la adoro y la quiero tanto y es la mamá de mis hijos, pero me da mucho pesar, que me está quitando el cariño.
Rumbos distintos
Pese a tantos halagos, la vida díscola de Diomedes Díaz hizo mella en su relación y los problemas de la pareja se volvieron insostenibles. Diomedes y Patricia se separaron en 1994, cuando su último hijo, Martín Elías, tenía dos años. Hicieron algunos intentos por regresar, pero el mismo talento que había propiciado su unión terminó por alejarlos. El amor no sobrevivió a la fama que trajo mujeres, drogas y licor.
Ambos tomaron rumbos diferentes, aunque mantuvieron contacto. En los años siguientes, el artista se unió sentimentalmente a muchas mujeres; intentó rehacer su vida de hogar con Betsy Liliana González, luego con Álix Indira Ramírez y finalmente con Luz Consuelo Martínez. Por su parte, Patricia Acosta, que hoy tiene 58 años, siguió viviendo sola, apoyada por sus hijos.
Pero hoy ella no quiere hablar del pasado. Prefiere recordar lo bueno que vivió al lado de Diomedes Díaz, que murió el pasado 22 de diciembre. Aunque hubo momentos dolorosos, ella dice que hoy no resiente nada. “A Diomedes lo recordé todos los días. Cuando veía a mis hijos, yo lo veía a él”.
Oír sus canciones todos los días fue su aliciente en todos estos años sin él. En días pasados, cuando escuchó el último trabajo discográfico de Diomedes, ‘La vida del artista’, Patricia fue hasta la casa del cantante y le dejó una razón con uno de los vecinos: “Felicítame a Diomedes por ese disco tan bonito, que siga así, que tenemos ‘Cacique’ para rato”. Lo dijo sin saber que un día después el hombre que la inmortalizó en sus canciones estaría en la eternidad.
YANITZA FONTALVO DÍAZ
ESPECIAL PARA EL TIEMPO