RECORDANDO A PACHO RADA
Por Ernesto McCausland Había visitado al maestro Pacho Rada en noviembre de 1998, en su parcela de Santa Marta, y lo había encontrado lleno de amor, de historias y de canciones, pero muy escaso de dinero. Aunque lo hallé jovial e impetuoso, como aquel tigre que una vez liquidó, derivando toda la leyenda del “Tigre de la Montaña”, también es verdad que Pachorrada tenía 92 años, suficiente como para que algún gracioso, en alguna esquina de la Costa, reaccionara con la frase usual de los graciosos:-¿Nada más? 92 años que le alcanzaban y le sobraban al maestro para ejecutar magistralmente el acordeón, tal como lo hizo sin problemas para nuestras cámaras. Pacho Rada tocó todo lo que le pedimos, incluyendo su famosa “Lira”, la metáfora certera del hombre que tiene el espíritu invadido de música:
“Es una lira plateña,
nació a la orilla del río,
tiene bastante sembrío,
y se oye en la tierra ajena”.
(Uno de esos detractores gratuitos que tiene el vallenato se mofaba de la palabra “sembrío” y resulta que no sólo es castiza, sino de un gran contenido poético.) Confieso que tuve que frotarme los ojos para poder creer que aquel nonagenario de paso cansado,
con 13 hijos, sesenta nietos, más de 150 biznietos, y setenta y pico tataranietos, estuviera aún interpretando el complicado instrumento de una manera tan lúcida y vital. Tal vez era el amor. Unos años antes, en su lecho de muerte,
Manuela Oviedo le había dicho a Pacho Rada:
—La única mujer que lo puede cuidar a usted como yo lo cuidé se llama
Aida Manjarrés.
Aida Manjarrés había sido durante mucho tiempo una vecina muy allegada a la familia, a la que Pacho Rada jura jamás haber mirado con ojos distintos a los de eso precisamente, una amiga.
Tres años después de la muerte de Manuela, Pacho Rada tomó por esposa a Aida, mujer blanca, silenciosa, de cabellos lacios y brillante, a la que le llevaba cuarenta años. Luego los vimos en plena luna de miel, ella siguiéndole siempre el paso de cerca, ayudándolo con el acordeón, preparándole el tinto cerrero, cumpliendo al pie de la letra el designio instintivo de la difunta Manuela. Pacho Rada sostiene que el matrimonio habría sido perfecto, de no ser por el pequeño detalle de la pobreza. El día en que los visité se necesitaba con urgencia una botella de suero que el maestro requería para uno de sus achaques.
Pero un año después, en abril de 1999, a ambos les llegó el momento de redondear su luna de miel. El maestro Pacho Rada, junto con sus colegas Abel Antonio Villa, Andrés Landero, “Toño” Salas y Lorenzo Morales, recibió un vibrante homenaje en la jornada inaugural del 32 Festival de la Leyenda Vallenata. La Primera Dama de la Nación, Nohra Puyana de Pastrana, le impuso a Pacho Rada la corona que las circunstancias históricas le habían negado y Pacho Rada interpretó, como todo un rey, dos de sus canciones, ante una plaza repleta que lo ovacionó. Y allí, al fondo de la tarima, observando todo con ojos de orgullo, custodiando amorosamente a su viejito, estaba Aida Manjarrés. Esta vez el homenaje no fue sólo el “ho”, sino también el “menaje”. Pacho Rada, como los otros maestros, recibieron dos millones de pesos cada uno. ¿Hacía cuánto Pachorrada no veía esa plata junta?
De aquellos cinco juglares, tres se nos han adelantado en el tránsito inevitable hacia la muerte. El viejo Pacho es uno de ellos. Se nos fue en 2003. Hoy quisiera ver entre sus descendientes más unión y solidaridad, y también quisiera ver salir a Aida de los agobios económicos por los que atraviesa. El ejemplo no les falta: el viejo Pacha Rada fue un hombre bueno. Que lo diga mi colega Víctor López, uno de los más brillantes periodistas del Caribe colombiano, y quien recibió el apoyo del viejo Pacho en un momento crucial de su vida.
Jamás pertenecí a la cuerda de periodistas que le rendían pleitesía permanente a la Cacica Consuelo Araujonoguera. Con el dolor de mi alma hasta tuve un par de polémicas con ella. Pero con el homenaje a Pacho me le quité el sombrero con reverencia. Lo que ella hizo, de darle a Pacho Rada y sus colegas olvidados semejante “ho” y semejante “menaje”, le dieron una dimensión humana que soy el primero en reconocerle. Toda la Costa se lo agradece hoy, cuando ella tampoco está. Y para que lo oigan los dos en el más allá, les repito el verso elemental que cantó Pacho Rada en esa noche maravillosa: “Consuelo Araújo ha ganado la batalla...”
http://www.laesquinadelcine.com/juglaria/pacho-rada.html
MURIÓ FRANCISCO 'PACHO' RADA.
Por: Leonardo Herrera Delghams
Corresponsal EL TIEMPO - Santa Marta Uno de los últimos juglares del folclor vallenato. El compositor de 'La lira' había sido nombrado Rey vitalicio del Festival de la Leyenda Vallenata. Falleció a los 96 años esperando una pensión que nunca llegó y en medio de la pobreza. Muchos tendían a asociarlo con el legendario Francisco El Hombre.
En su humilde casa del barrio La Paz, al sur del balneario El Rodadero, donde vivió los últimos 20 años de su vida, lo sorprendió una virosis, que afectan esta zona del país como consecuencia de la temporada invernal. Pese a los cuidados de su hija Pabla Rada Oviedo, Pacho no pudo resistirla.
"No resistió esa gripa, ayer después de bañarlos y afeitarlo se me desmayó en los brazos y me dijo que se sentía mal. Como a las 4 p.m. lo llevamos a la clínica donde falleció a las 12:30 de la madrugada", dijo Pabla.
De sus cuatro uniones dejó 13 hijos, quienes le dieron 100 nietos, 200 biznietos, 30 tataranietos y 6 'salta corral' como se le llama en esta zona a los descendientes en 4 generación. Su último matrimonio fue a los 93 años, pero la unión de disolvió al poco tiempo y quedó viviendo con su hija menor Pabla.
Sus hijos cuentan que durante varios meses solicitó cita con el gobernador del Magdalena, José Domingo Dávila Armenta, y en más de una ocasión lo dejaron en la puerta del despacho esperando. "Nunca lo atendieron, solo quería que el gobernador lo ayudara a conseguir su pensión", dijo Pabla. Su sepelio fué en el cementerio del corregimiento de Gaira.
En la pobreza
'Pacho' Rada vivía de 400 mil pesos que mensualmente le giraba Sayco por derechos de autor y una o dos veces al año recibía cheques de regalías, de 30 mil o cuando eran buenos 200 mil pesos. Con este dinero su hija Pabla, terminó de levantar la casa, la cual que no tiene ventanas, acabados ni encerramiento.
Uno de sus sueños fue de cantar al lado Carlos Alberto Vives Restrepo, con quien se encontró el año pasado en Bogotá dentro del lanzamiento del Festival Cuna de Acordeones.
Hace dos años, el maestro Rada estuvo gravemente enfermo, y desde Santa Marta tuvo que ser trasladado a Barranquilla para que allí recibiera tratamiento a sus problemas cardíacos y pulmonares. En la Clínica El Prado, internado por autorización de Sayco, recibió la atención médica y se recuperó.
El año pasado, Rada hizo fuertes críticas al desarrollo del Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar, que causaron disgusto. "Nunca me presenté a un festival, porque sabiendo cual es el tratamiento que se le da al concurso, con toda mi experiencia podría haber terminado perdiendo con unas personas que de música no saben nada", expresó desde su lugar de reposo en Santa Marta.
Pese a no asistir, pero dado su aporte a la música vallenata, en 1998 por decisión de la junta directiva de la junta directiva de la Fundación del Festival Vallenato junto con Andrés Gregorio Landero Guerra, Rafael Antonio Salas Araújo “Toño”, Abel Antonio Villa Villa “El Padre Del Acordeón” y Lorenzo Miguel Morales Herrera “Moralito”, pasó a ser parte del listado de los reyes vitalicios de esta singular fiesta costeña.
Rada, en sus declaraciones dejó sentir como una especie de resentimiento. En 1993, cuando apadrinó a su hijo Alberto Constantino y este se convirtió en el nuevo rey profesional del Festival, dijo que solo desde ese año fue que comenzaron a ser reconocidos sus méritos. "A partir del momento que mi hijo gana el Festival es que Valledupar y la región comienzan a interesarse por 'Pacho' Rada, cuando ya tenía una larga trayectoria en la vida musical, con canciones que le habían dado la vuelta al mundo", anotó.
Rada nació el 11 de mayo de 1907 en Plato (Magdalena), del hogar formado por Alberto Constantino Rada Ballestas, "un acordeonero de poca trascendencia" según el investigador de música vallenata Celos Guerra, y María Gregoria Batista Villarreal. Entre sus cantos se destacan La lira plateña, Sipote luto, El chupaflor, La ñatica, Sinforoso Fernández, El tigre de la montaña.
Su sepelio se cumplirá hoy, a las cuatro de la tarde en el corregimiento de Gaira, en Santa Marta.
Adiós al Rey vallenato
Julio César Bovea Fandiño, músico colombiano: "Para mí fue un impacto esta noticia. Hace poco nosotros estuvimos en Bogotá, en el lanzamiento del Festival Cuna de Acordeones. Recuerdo que hace unos 12 años, lo encontré también y le pregunté cómo se conservaba. Me respondió: "las mujeres me tienen conservado. No dejó ni mi tabaco ni mi ron".
Lolita Acosta, Fundación Festival de la Leyenda Vallenata: “Lamento el fallecimiento del juglar, compositor y acordeonero, creador de una escuela vallenata. El mejor intérprete del son a quien en 1999 escogimos como rey vitalicio, padre de otro rey del vallenato, en honor a quien se hizo la película El acordeón del diablo. Fue uno de los primeros músicos que grabaron y divulgaron el folclor vallenato y lo sacaron de Colombia”.
http://caribaniamagazine.webcindario.com/august/htm_ag/pacho0.htm