ISAAC ENRIQUE CARRILLO VEGA Compositor y cantante, se ganó un sitial entre los clásicos del vallenato por la autenticidad y costumbrismo de sus canciones, su portentosa voz parrandera y una fecunda trayectoria musical pletórica en éxitos. Sus canciones van desde la crónica de la picaresca regional, pasando por el inventario sentimental hasta la crítica moralizante.
Nació en San Juan del Cesar el jueves 3 de junio de 1937, hijo de un ejecutante de redoblante, Víctor Carrillo y de Ana Basilisa Vega. Desde niño fue muy laborioso y de ello es muestra su impresionante contextura física. Trabajó como ayudante de buses de carga y pasajeros, primero en la zona rural de San Juan y luego de su pueblo hasta Valledupar. Luego se hizo conductor y así el motivo de sus primeras canciones Ligia Vega, su primera esposa y a quien le compuso “La Guayabalera”. También viajando conoció a Nicolás Elías Mendoza Daza “Colacho”, el primero en interpretar sus canciones, su primer acordeonero y su mentor musical. “Colacho” lo entusiasmó a radicarse en Valledupar donde lo hizo conocer en el café La Bolsa.
En Valledupar comenzaron sus éxitos con “Colacho”, grabó con Él dos producciones, una en 1966 y otra en 1967. Los compromisos de “Colacho” con Rafael Calixto Escalona Martínez, Pedro Claver García Díaz y Julio César Fandiño Bovea Y Sus Vallenatos hicieron que “Tijito” buscara su propio camino, así se enroló con una de las mejores agrupaciones de la época: “Los Playoneros del Cesar”. Allí aportó sus canciones y cantó junto a Miguel Yanet Díaz, Wilson Rafael Sánchez Molina “Wicho” y Luciano Fermín Gullo Fragoso. Luego grabaría con Ovidio Enrique Granados Melo “El Viejo Villo” dos producciones “Vallenatos De Fuego” y “Ovidio Granados Y Sus Playoneros” donde está el tema “La Trampita”. Posteriormente se dedicó más a la autoría composicional que al canto profesional, en el 2002, 2003 y 2006 tendría figuraciones como cantante en producciones colectivas.
Su éxito como compositor vendría de la mano de Alfredo De Jesús Gutiérrez Vital “El Rebelde Del Acordeón”, con La Cañaguatera, Isaac Enrique Carrillo Vega “Tijito” se convirtió en un autor de primera línea. Además de esta, se destacan canciones como: La sal de fruta, El baile de la pluma, Las mujeres, De hinojos, Lejanía, Muchachita querida, A lo tuyo tú, Negrita linda, De flor en flor, Adalina, 10 de enero, Aventurera.
ISSAC ENRIQUE CARRILLO VEGA “TIJITO”: HOMENAJE AL VIGOR FESTIVO
Abel Medina Sierra (Circulo CORALIBE)La exaltación: Ahí está “Tijito”, pocos lo llaman por su nombre desde que su abuela Nicasia Vega apocopó el apelativo coloquial “mi hijo chiquito”. Ahí se pavonea en el ufano umbral de una gloria esquiva pero justa. Está en Riohacha, de vez en cuando, mira ese proceloso mar por donde debió entrar el acordeón que se vistió de fiesta provinciana para campear el país con aire vallenato. El Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes y el Consejo Departamental de Cultura de La Guajira lo ha querido exaltar hoy con el lauro de “Premio Homenaje en Vida” y Él sabe que la gracia invicta de su canto bebe uno de sus mejores sorbos. A “Tijito” lo que le sobra es señorío y coqueteo, su sombrero a un lado, dando casi siempre un donairoso perfil con su brioso bigote y su pecho erguido son gestos inequívocos de quien aún se siente en el privilegio de la mocedad. Este pequeño pero fortachón cantante y compositor que el miércoles 3 de junio del 2009 cumplirá 72 años que nadie se los cree, es una de las últimos vestigios vigentes de una periodo musical pleno en fecundo talento y en figuras que se colmaron de grandeza y dieron nombre a La Guajira. El homenaje de hoy (mayo de 2009) es un reconocimiento a su trasiego de vigoroso juglar, a su gesto creativo como compositor de canciones memorables, a su dimensión como uno de los primeros cantantes en acompañar a acordeoneros cuando la figura era la del músico monolítico (acordeonero, cantante y compositor). Esta noche (mayo de 2009) La Guajira lo exalta como gloria de nuestra tradición musical, la sonrisa plena, picarona y generosa con la que espera la distinción no es sino la impronta de una actitud festiva con la que siempre asume la existencia, ahí está “Tijito”, henchido de júbilo, ése mismo que nos supo legar en su canto.
La nostalgia de San Juan Del Cesar: Allá en San Juan se vive para cantar. San Juan Del Cesar es quizás uno de los pueblos del país a los que más se le ha cantado. Por algo es patria de tantos cantores, allí se cultivan con acendrada autenticidad sólidas dinastías que le han entregado al vallenato páginas musicales de verdadera valía. Isaac Enrique Carrillo Vega “Tijito” sentiría en la brisa sanjuanera ese aliento a poesía que sazona las calles de este pueblo de cantores. El germen musical no tuvo que buscarlo entre las piedras, esa bulla la llevaba en la sangre: su abuelo, José Britto Tirado, fue un gran decimero. Su padre, Víctor Carrillo, era un reconocido animador de Colitas con su redoblante. La música no estaba tan distante como para no contagiar sus fibras sandungueras. A los 13 años ya hacía versos sueltos e improvisaba sin mucha rima pero con entusiasmo prometedor.
Allí, en la calle del Embudo se crió el hijo de Víctor Carrillo y Ana Basilisa Vega. Bien temprano entendió que el pan se gana con sudor y ardor. Fue un niño laborioso que poco encontró resquicio para la diversión. Así se enrostró con la certeza de la laboriosidad no sólo para alimentar su pequeño cuerpo sino como un principio de supervivencia, una manera ineludible de gastar la existencia… Mi afán era ayudá a la vieja, no aprendí nunca a jugar billar aunque trabajé en uno, no aprendí a fumarme un cigarrillo. Vine a sabé lo que era un trago aquí en el Valle a la edad de 28 años dice para resumir sus renuncias y revalidar su eterno compromiso con el trabajo.
La ardua faena del trabajo pesado lo fue embarneciendo como un fornido y rudo obrero, aunque pequeño, era un mozalbete que infundía temor a los demás jovenzuelos de su barrio: Los pelaos no se atrevían a peliá conmigo, nada más le daba dos tramojazos ¡paa! y los tiraba. Hoy con tantos años a cuestas se siente con tanta vitalidad para celebrar pequeñas victorias sentimentales y con tantos arrestos físicos para asumir cualquier trabajo.
El monarca de los caminos: Los afanes de la penuria y la escasez lo hicieron un asiduo itinerante de los caminos. Comenzó a trabajar como ayudante de carros del tipo chiva o mixto que transportaban carga y pasajeros entre San Juan y veredas como Guayabal y Limoncito o entre San Juan y Valledupar. El dueño del bus, llamado “La Golondrina” luego cambiaría el nombre por el de “El Monarca” para aludir la que sería la primera composición de su, hasta entonces, anónimo ayudante.
En uno de esos viajes por esos caminos rurales de San Juan encontró su primera estancia sentimental en Guayabal hasta donde llegaba “Tijito” como ayudante del El mixto. Allí conoció a su primera mujer “una que le llaman Ligia” a la que exaltó con ese paseo memorable grabado por los Hermanos Zuleta Díaz y llamado “Las Guayabalera”. De La Guayabalera persiste el recuerdo del amor que inauguró los poblados nichos de su corazón y el referente temático de una clásica expresión de nuestro romancero pueblerino. Hoy recuerda que fue también su primer fracaso conyugal.
Su vida sentimental fue poblando su cancionero de romances desenfrenados y otros fugaces, de amores y desamores, de apegos y desapegos. En su extenso periplo sentimental fue tallando canciones como para dejar huella de cada amor. Recuerda cada relación sentimental por el título de una canción, así nos dice que primero se casó con “La Guayabalera”, luego vino el idilio con “La Cañaguatera”, aparece entonces “Negrita Linda” con quien tuvo tres hijos, posteriormente vive con “Muchachita Querida” con quien tuvo mellizos, recuerda su romance con “Adalina” y su frustración por Mary Calderón quien le inspiró uno de los más bellos merengues del vallenato: “A Lo Tuyo Tú”. A la misma Edubis Guillén a quien compuso su mayor éxito, “La Cañaguatera” también dedicó otra joya de antología grabada por Alfredo De Jesús Gutiérrez Vital “El Rebelde Del Acordeón” y hace pocos años por los Hermanos Zuleta Díaz: “Diez de enero”.
Ha tenido muchas decepciones pero prefiere acariciar de nuevo la nostalgia y el deleite antes que echar sal sobre viejas llagas. Pero uno de esos amores que pesan lo hizo evocar la imagen de la mujer heredera de Eva que señala el camino hacia la derrota del hombre. “Tijito” en “Las mujeres” cuestiona el trágico estigma que se esconde detrás de la belleza de la mujer, la mujer como deleite deletéreo. La canción también es rica en referentes históricos que sirven como testimonio ejemplarizante del sino trágico que la belleza ha construido a través del tiempo, se aprecia un perentorio arrebato misógino pero reconoce que las mujeres son un mal necesario.
Las mujeresLa mujer mala y bonita tiene pacto con el demonio
Por culpa de las mujeres se acabó el sabio Salomón
Con una tijera mocha motilaron a San Antonio
Lo mismo acabó Dalila con el forzudo Sansón
A Tí te condenarán en la justicia divina
Yo te juro mujer que tu infamia no tiene nombre
Y yo te voy a decir como dijo Vargas Vila
Que las mujeres nacieron para que sufrieran los hombres
Pero conmigo te da
Porque no soy majadero
Es cierto que yo te quiero
Pero no te puedo rogá
(Fragmento)
Su canto festivo, su crónica parroquial: Desde sus primeras canciones ya se apreciaba su estilo, sus versos sin el alambicado matiz de las digresiones, la palabra como despojada, limpia pero con fuerza expresiva, la estructura estrófica basada en el cuarteto y la rima certera. Tijito puebla sus canciones de referentes concretos, de la poesía elemental de los detalles, del tono casi narrativo que le confiere la virtud del cronista. Desde pequeño y sin saber leer aún, ya rimaba versos para improvisar su chispa ingeniosa, también se dedicaría luego a alegrar las carnestolendas con la gracia histriónica de sus disfraces y coreografías al lado de sus amigos Basilio Orta y Luis Coronado “Lucho”.
En el disfraz y los versos encontró entonces los medios para desnudar las llagas sociales, las liviandades y exabruptos de su parroquia. La vida pueblerina ofrecía en su cotidiano discurrir un carnaval permanente, un intento por esconder tras las máscaras de la apariencia la cruda condición humana: los excesos de lujuria, el refinamiento extremo, los prejuicios, la promiscuidad engañosa de las mujeres. “Tijito”, al tiempo de convertirse en cronista de los hechos más pintorescos de su pueblo se hizo un sátiro de ese carnaval que es la vida y como todo carnaval la excusa de la alegría esconde por dentro la crítica mordaz, la denuncia descarnada, la acidez de la ironía.
Como producto de este oficio de cronista de la picaresca y macondiana realidad de su pueblo compuso canciones tan atrevidas como “El Baile De La Pluma” un producto del rumor y la incontinencia verbal provinciana. Allí denuncia los supuestos excesos de unos parranderos de su pueblo, señalados por la anónima “lengua viperina” de los sanjuaneros (diría Escalona) de participar en un bacanal con escandalosos visos impúdicos.
El baile de la pluma (Paseo)Modesto Mora me dijo en Valledupar
Que allá en San Juan hay tanta sinvergüenzura
Han inventado un nuevo modo de bailar
Y que se llama el baile de la pluma
A mi me duele porque yo soy sanjuanero
Dirán ustedes que lo digo con razón
Por eso voy a decíles quiénes son
Pa ve si así dejan de bailar en cueros
La gente dice que bailaba Pedro Mora
Del lado derecho bailaba Luis .Salivón
Del la.o izquierdo bailaba José Canova
Y José. “El manco” bailó con Jairo Aragón
La condición fue que a quien se le cayera
Tenía que pagá la comida y la cerveza
A Salivón se le cayó y no se dio cuenta
No quería pagar y ahí se formó la pelotera
Y Monche “El Tuerto” que se levantó a la bulla
El exclamó .qué gente tan sinvergüenza
Y cuando vio que ellos bailaban la pluma
Los denunció acompañado de Pimienta
Y Pedro Nel como era la autoridad
Cuando lo supo enseguida los puso preso
Les ha quitado multa de a cincuenta pesos
Eso es lo que paga todo el que la va a bailar
Y Cao me dijo que nunca se pudo contá
Aquel bojote que llevaba Gloria puesto
Según me dice la gente y Monche “El Tuerto”
Como que llevaba una buena cantidad
Lo que yo quiero es que no me echen la culpa de esto
Que culpa tengo que me den estas noticias
Y si lo hacen cometen una injusticia
Y si no me creen le preguntan a Modesto
De igual manera cuestiona los atávicos refinamientos arribistas de ciertas familias de su pueblo, no sin añadir ingredientes carnavalescos que caricaturizan la vida pueblerina. La historia no requiere mayores datos pues es tan prolija en detalles como en jocosidad:
La sal de fruta (Paseo)Hubo un matrimonio de muchos invitados
En la plaza de San Juan la gente quedó alarmada
Fue por la comida que estaba dañada
Los que comieron quedaron intoxicados (Bis)
Después supe yo, que los Zambraneros
Pasaron un rato muy desesperados
Se veían correr pa los potreros
Y las sal de frutas se acabaron (Bis)
Repetido el caso el ocho de abril
Cuando se casó Alonso Mendoza
Como a mi me dio fuerte esa cosa
Yo pensaba que iba a morir (Bis)
No vuelvo a comer esas golosinas
En los matrimonios, saben los motivos
Siendo tan sabrosa la gallina
Se olvidaron de ella y de los chivos (Bis)
Lo mejor de todo sucedió en San Juan
Yo tengo testigos y lo puedo probá
Yo vi dos mujeres que iban a rezar
Pidiendo permiso por la vecindad
Como esa cosa no sabe esperá
Tenían que hacerlo por necesidad
El recuerdo de “Colacho”: En uno de esos viajes como ayudante de bus por los pueblos sureños conoció a Nicolás Elías Mendoza Daza “Colacho”. Este casual encuentro signaría para Él su entrega definitiva al quehacer musical y la conquista de su verdadera dimensión artística. “Colacho” escuchó sus canciones y se apropió el derecho de ser su primer intérprete. Así nació una sólida filiación fraterna entre el más laureado de los acordeoneros vallenatos y el canta-autor de aliento provinciano y de voz portentosa. Fue “Colacho” quien le dio valor a sus canciones, su primer acordeonero, quien lo incitó a la notoriedad que Valledupar le ofrecía, quien lo instó a radicarse allí y dedicarse a la música de lleno, quien lo llevó a un estudio de grabación.
El mecenazgo de “Colacho” lo impulsó hacia su primera grabación. En 1967 graba para Industria Electrosonora de Colombia Sonolux S.A. el LD “Todo Vallenato” en el que se incluye “La Guayabalera”, “De Flor En Flor”, “Chiquitica Como Yo” además de “La Interesada” de Armando Darío Zabaleta Guevara. Posteriormente otra grabación con el mismo “Colacho” en 1968 le sirvió para promocionar otras de sus canciones y unas más de Víctor Camarillo. Isaac Enrique Carrillo Vega “Tijito” despejaba el camino como exitoso cantante de fino acento parrandero y lúcido compositor que lo posicionan hoy en el santuario de los clásicos, pero a ese sitial no habría llegado sin las enseñanzas y el impulso de “Colacho” Mendoza Daza al que la gratitud no niega méritos: Todos nosotros tenemos que agradecerle, yo por lo menos soy agradecido de “Colacho” toda mi vida y le pido a mi Dios que lo lleve a la gloria después del día del juicio final...
Los Playoneros Del Cesar: el encuentro con la legión musical: Otro hito que privilegia la trayectoria de Isaac Enrique Carrillo Vega “Tijito” y dimensiona su talento natural es el paso por la agrupación musical Los Playoneros Del Cesar, equivalente vallenato de Los Corraleros De Majagual. Esta agrupación era la playa de del vallenato, sus producciones son hoy piezas de incunable antología, su repertorio alimenta las nuevas generaciones con el folclórico matiz fiestero que sus canciones despertaban en los años 60.s y 70.s. Esta agrupación nació en Valledupar cuando corría 1965, entre sus más reconocidos integrantes estuvieron Ovidio Enrique Granados Melo “El Viejo Villo” como acordeonero, Luciano Fermín Gullo Fragoso como cantante, las voces y apoyo autoral de Wilson Rafael Sánchez Molina “Wicho” y Miguel Yanet Díaz. También rutiló el acordeón de Florentino Montero J., la caja de Cirino Castilla y Rafael Mojica, la guacharaca de Eliécer Esteban Fragoso Pinto. Cuando “Colacho” se ocupaba de sus producciones con Julio César Fandiño Bovea y sus Vallenatos y acompañando a Rafael Calixto Escalona Martínez, a Pedro Claver García Díaz, a Armando Darío Zabaleta Guevara Tijito se suma a la ya portentosa calidad vocal de Los Playoneros Del César y con ellos graba “Vallenatos De Fuego” en el cual incluyó algunos de sus canciones: “Negrita Linda”, “A Lo Tuyo Tú” y “Homenaje A Pedro Castro” así como otras de “Wicho” Sánchez Molina y Miguel Yanet Díaz. Tijito luego forma su propio conjunto con Ovidio Enrique Granados Melo “El Viejo Villo”, acordeonero de Los Playoneros Del Cesar y graban para Industria Electrosonora De Colombia Sonolux S.A. un larga duración sin la razón social de los Playoneros Del César pues esta era exclusiva de Discos Fuentes. Considera que la mejor producción en este período fue precisamente éste larga duración: “Ovidio Granados Y Sus Playoneros” donde está el tema “La Trampita” cantando Isaac Carrillo y Néstor Martínez”, allí interpretaría las canciones de su autoría: “Mala Cabeza”, “Campeón Mundial”, “Napoleón”, “Mortificación” y “Negrita Linda”.
A pesar del éxito de esta producción, “Tijito”, se alejó de los estudios de grabación y sólo aparecería muchos años después en el 2001 cantando tres canciones en “Juglares De Provincia” junto a figuras como “Chema” Ramos Rodríguez, Náfer Santiago Durán Díaz “Naferito”, Enrique Díaz Tovar y Emiliano Antonio Zuleta Baquero. Para ese mismo año aparecería en “300 Años De San Juan Del Cesar” junto a otros músicos de esa tierra cantando “La Sal De Fruta” y “El Baile De La Pluma”. Finalmente en la producción “Ay hombe” del Smithsonian Folkways Records (sello del Museo Nacional de los Estados Unidos) en alianza con el Fondo Mixto de Cultura de la Guajira canta dos canciones “La Cañaguatera” y “A Lo Tuyo Tú”. El tiempo redimió mucho más su condición autoral que su faceta como cantante que todavía goza de plenitud en las parrandas.
La actitud: el vigor: “Tijito” ha paladeado el pesar, pero recuerda más las ganancias del almíbar. Una actitud que sabe sobreponerse sin pedir permiso a la derrota: Soy positivo, optimista, eso de estar acomplejado no va conmigo, cuando tengo un desengaño yo lo tomo a bien. En su paseo por la vida ha recorrido estaciones deprimentes, pero supo afrontar los fracasos así como se batió con la pobreza extrema. Hoy sus palabras muestran, en lugar de decadencia y olvido, un “Tijito” enaltecido por la gracia invicta del aplauso, un “Tijito” que lejos de quejarse celebra la suma de sus pesares festeja las bengalas del triunfo con su canto festivo; un “Tijito” orgulloso de sus hijos (de los cuales cuatro son músicos), un “Tijito” que guarda la heredad que le legó su pueblo, cantos plenos de vitalismo, auténticamente nuestros. Así, mientras aplaza los achaques de la senectud con envidiables arrestos físicos y una actitud jovial y remozada vive “Tijito”. El homenaje que recibe es una oportunidad de paladear su canto, elogiar sus versos, revivir su crónica que son un festejo eterno por la vida.
Tomado y adaptado de la página:
http://tusvallenatos.com/index.php?option=com_content&view=article&id=65:issac-tijito-carrillo-homenaje-al-vigor-festivo&catid=10:articulos&Itemid=7